Hacen muebles, objetos, boludeces. Lo miré todo, en parte porque es mi trabajo mirarlo todo y en parte porque trabajan con algunos materiales que me resultaron extraños (al menos no he visto muchas cosas así en Argentina).
Los muebles apuntan a un neo neo clásico con algún aire oriental en el medio. No los pondría en casa pero están bien, se les nota mucha calidad.
Me asombraron las cosas que hacen con... carey? bueno, con la concha de algo. Y con resina con incrustaciones. Ese banquito negro está incrustado en madreperla, por ejemplo.
Después hay toda una serie de lámparas y sillas y objetos en resina. Me parecen horripilantemente adorables o adorablemente horripilantes, no sé, algo de esto tendría en la entrada de casa. El candelabro con los pajaritos es un tema de conversación en sí mismo.
Pero lo que más me llamó la atención es... vieron esas cajitas Recuerdo de Mar de Ajó, decoradas con caracoles? esas que son prácticamente sinónimo de grasada? que la tía Zully tiene una en la mesa ratona*?
Bueno, ya no más. Ahora la decoración caracolera es la última onda:
En defensa de Oly y en desmedro de las Zullys, hay una diferencia importante entre los dos usos: la escala. La escala y la proporción son muy importantes, al decorar como al vestirse. Estos espejos son grandes, de adónde habrán sacado tamaña cantidad de caracoles (es una marca grande, no es que hicieron uno o dos) de colores tan parejos? El tamaño los separa de la cajita de Zully.
*no, lectores, no se dice mesa ratona; como masculla mi amiga Anabella, por lo bajo, cuando algún cliente pide una mesa ratona: acá la única ratona es usted, mesa de centro se dice.