WE CAN RUN IT

En mi vida de corredora -que es breve comparada con la de los que vienen corriendo hace siglos, lo sé, pero ¡ya van tres años!- siempre que fui a una carrera, fue con el objetivo de bajar un tiempo o aprontar para otra. Nunca fui a divertirme y correr sin mirar el reloj... hasta hoy.

Se los agradezco a mis deporchicas. Fue una experiencia increíble.

Una por una. No pongo links porque soy una mala blogger. Por orden de llegada a la meta final de los 5k:

-la secretaria: ojo con esta chica, eh, corre como Phoebe, pero tiene la velocidad innata dentro del cuerpo, no como yo que la tengo que ir a buscar entrenamiento tras entrenamiento. Aparte de un espíritu tremendamente contagioso. Es la cura para la depresión hecha mujer.

-amiga D: se me quedó un poco en el medio, hay que agregar una cucharada de confianza en si misma, pero llegó entera y feliz. Y, pese a lo que digan los puristas del running, caminar 100 m no le hace mal a nadie. ¡Bravo!

-la Dire: a su propio ritmo, segura y tranquila, la chiquita es una máquina. Me encanta su sonrisa. Y ni hablar de esas uñas hot pink. O del estado en que está, habiendo sido madre reciente. Hay mucha resistencia ahí.

-madre y Vane: ellas caminaron y llegaron en 1hora 10 minutos, como 50 minutos menos que hace años. Me parece que el lento era padre, nomás.

En cambio, yo tardé más que hace dos años pero porque quise ir acompañando. A la pobre secretaria le hablé y hablé pero creo que funcionó, porque de repente ¡uh, falta un kilómetro, nomás!

Yo ahora seguiré entrenando para el Maratón Galicia por Equipos, quiero bajar los 25 min en 5 km. Una semana después el running team se dará cita en la carrera para mujeres de Mc Donalds, donde están todas invitadas*. Palermo, domingo 31 de octubre, 9 de la mañana. A la salida atacamos el triple Big Mac.

*simbólicamente, la inscripción se la paga cada una.