Llama A. Le dió una mano al piso del entrepiso, con todo cerrado, porque las gatas caminan arriba de todo, ni la pintura fresca respetan.
-y qué tal?
-ví a Dios.
-eh?
-estaba pintando con todo cerrado, agachado, respirando los vapores de la pintura, me levanté de golpe y vi a Dios.
-y?
-una mierda.
(todo viene a cuento de una vieja anécdota donde R. contó que después de aspirar pegamento -sí, sí, qué lindas compañías, ya sé- le vió el pulgar del pie a Dios, que estaba en patas, para más datos)
8 comentarios:
que desilusión!
jaaaaaaaa, me pasó parecido, pintando en mi local abajo de la pileta, un cuadradito de medio metro por un metro, sucuchada aspiré no sé cuantos químicos y zaz, de repente un delirio de aquellos. eso sí, dios ni se apareció, che.
el dedo gordo del pie???
ajajajajja, que grosa marie,
me dio un poco de asquito la descripción del dedo pulgar del pie de dios en patas
pero me morí de risa
No habrá sido la 1º vez, vamos!
Jajajajaaaaa che, y tenía las uñas prolijas?
A bueh...
una vez acá en la oficina no se que hicieron con pegamento. me agarré flor de volada tan pero tan que empecé a decir que veía espiritus.
un horror y papelón. de espiritista me salió el vuelo!
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