LA USURPADORA

Aprovechando la ausencia de padres, que se fueron a la costa, me mudé a Puerto Madero, hasta el lunes.

Me encanta ir a vivir a casas de otros, es algo raro, lo reconozco. La mayoría de la gente con la que he hablado del tema se angustia ante la idea de dormir en una cama que no es la suya (y que tampoco es la cama de nadie, como en los hoteles). 

A mi me resulta hasta necesario y más en las condiciones en las que estoy viviendo. A mis viejos no les molesta, más bien me agradecen que mi hermano no se quede solo.

La vista es linda, la heladera está llena, hay tele, hay internet, es como irse de vacaciones all inclusive!

Hay un  sólo problema: la ropa. 

Hace diez años la ropa de mi mamá me quedaba, no digamos bien, pero más o menos pasable. Y como no soy tan vanidosa ni coqueta, soy capaz de venir a trabajar con algo que me quede apenas pasable.

Ahora mi mamá está más vieja, es decir, más baja y un poco más ancha y usa ropa muy cómoda, o sea, me queda gigante.

Me olvidé de llevarme ropa y hoy improvisé con una blusa y un pañuelo de ella... soy una mujer de recursos (y me daba paja caminar 15 cuadras hasta mi casa nada más que para buscar un top).

Conclusión: soy fácil para todo.

Este post llevaba unas fotos ad hoc pero blogger se niega... quizás más tarde.